viernes, 9 de septiembre de 2016

EXPECTATIVAS

Al cumplir 18 años mis tíos y primos paternos me compraron un bolígrafo, elegante, distinguido para que "firmara mi primer contrato como escritora" Cuando cumplí 32 años y aún no había publicado nada llegué a pensar que yo era una promesa de las que no se cumplen. Eso no podía ser. No he parado de escribir desde que mi tía Elena dedicaba los libros con poemas míos. Siempre, llenando archivos y archivos de Word sin parar. Así que no me quedaba más remedio que publicar. Da miedo, da mucho miedo, pero debo hacerlo. A lo mejor es tarde pues ya soy muy mayor para ser escritora novel, a lo mejor es pronto pues voy a publicar una obra que no será mi ópera prima - o sí, nunca se sabe - pero no se podía seguir demorando el momento. Había que saltar hacia delante. Hay que poner la mano en el fuego aunque ya se haya comprado la pomada de las quemaduras por si acaso. Va a ser para bien.

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